por temor o apatía. Si aceptaban la superioridad de Cristo, lo mostrarían por la perseverancia. La salvación no es simplemente un “lugar” donde podemos descansar en pasividad, sino un camino en el cual tenemos que caminar. Si no somos diligentes y activos, progresando en el camino de la fe, nos alejamos poco a poco del Hijo y de sus demandas, como un barco que por descuido pasa la seguridad del puerto y se escurre a la destrucción (6:19 describe nuestra esperanza como un ancla). Más son los que se
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